Crispin Glover: revolucionó el rodaje de Volver al futuro, luego demandó a los productores y nunca volvió a la saga
Cuando la película se estrenó, se convirtió en un éxito inmediato. La historia de Marty McFly, un adolescente curioso y carismático que viaja al pasado en un DeLorean y debe asegurarse de que sus padres se enamoren para no desaparecer, capturó la imaginación del público y recibió elogios de la crítica. Los protagonistas alcanzaron una fama mundial, pero para Crispin Glover, el camino no fue sencillo: a pesar de haber construido uno de los personajes más memorables, su experiencia en el set fue caótica. Criticó el final de la película, se apartó del resto de la saga y demandó a los productores por el uso no autorizado de su imagen.
Cómo llegó a Volver al futuro y se apropió de George McFly
Cuando Crispin Glover fue convocado para interpretar a George McFly, era prácticamente un desconocido: tenía apenas 20 años y unos pocos papeles secundarios. En las audiciones, sin embargo, demostró que era el indicado. Su enfoque meticuloso y su capacidad para darle vida al torpe, tímido e inseguro oficinista llamaron la atención de Robert Zemeckis, quien rápidamente lo eligió para el papel.
En la primera entrega, George McFly está casado con Lorraine Baines, tiene tres hijos y vive bajo la sombra de Biff Tannen, líder de la pandilla de su antiguo colegio que nunca lo dejó en paz. La interpretación de Glover, llena de tics y gestos torpes, logró que el personaje fuera simultáneamente cómico y conmovedor. Su transformación no solo salvó su futuro y el de su familia, sino que lo convirtió en un ejemplo de superación personal y en un ícono de la cultura pop: el antihéroe involuntario perfecto.
“Brillante, pero imprevisible”
Durante el rodaje, Glover fue tan comprometido como impredecible. Michael J. Fox recuerda en su libro Future Boy: Back to the Future and My Journey Through the Space-Time Continuum que las escenas con él “siempre tenían una intensidad distinta”. “Nadie ponía tanto detalle en cómo movía una mano o en cómo respiraba entre líneas. Como George McFly, Crispin tenía sus propias ideas sobre cómo y dónde debía moverse su personaje”, escribió Fox.
Esa meticulosidad, sin embargo, chocó con la dinámica del set. “Nadie pone a Crispin en una caja, pero eso no evitó que el equipo construyera literalmente una caja a su alrededor para que no se saliera del cuadro”, confesó Fox. En otra escena, mientras pasaba entre una cuerda de ropa y una marca de foco, Glover “decidió probar un movimiento nuevo” justo cuando la cámara giraba. “Era brillante, pero imprevisible”, señaló Fox. “El resultado era casi siempre interesante, aunque no necesariamente lo que estaba en el guion”.
Glover también expresaba su opinión sobre la historia, lo que provocó tensiones con Zemeckis. En una entrevista con AV Club, reproducida por Far Out Magazine, recordó una fuerte discusión sobre el final: “Le dije que no me gustaba el mensaje. Si la familia termina feliz porque ahora tiene dinero, me parece equivocado”. Para Glover, la verdadera felicidad de los McFly debía centrarse en el amor y la relación familiar, no en la riqueza material. Esa discrepancia enfrió la relación con el director y marcó el resto del rodaje.
A pesar de los conflictos, el talento de Glover fue reconocido. “Su talento era indiscutible, aunque su método generaba fricción. Pero siempre lo respeté. Nadie podía hacer de George McFly como él”, dijo Fox. Zemeckis, en una retrospectiva para The Hollywood Reporter, admitió: “Glover era brillante. Solo que trabajaba en otra frecuencia. Si lográs canalizar eso, obtenés oro. Si no, te volvés loco”.
Su salida de la saga
En 1988, cuando Volver al futuro II entró en preproducción, el regreso de Glover parecía lógico: su personaje conservaba protagonismo y aparecía en varias escenas del guion inicial. Sin embargo, las negociaciones no prosperaron. Según Bob Gale, uno de los guionistas y productores, el desacuerdo fue principalmente económico. “Crispin tuvo la oportunidad de participar en las secuelas, le hicimos lo que creíamos que era una buena oferta, su agente también lo creía, pero la rechazó por dinero”, explicó Gale a la prensa en 2020.
Glover, en cambio, sostuvo que su salida se debió también a diferencias creativas y al malestar con el final de la primera película. En diálogo con The Guardian, afirmó: “Pensé que el mensaje de que la familia solo era feliz por tener una casa más grande y un auto nuevo era equivocado”. Años después reafirmó su postura: “No estaba conforme con la forma en que se resolvía la historia. Sentí que se celebraba el éxito material en lugar de un crecimiento real del personaje”.
Un conflicto legal que sentó precedente
La tensión escaló cuando la producción buscó a otro actor para interpretar a George McFly. Jeffrey Weissman fue elegido y se le aplicó maquillaje, prótesis faciales y moldes del rostro de Glover, intercalando tomas de la primera película. “Habían tomado los moldes de mi cara, del maquillaje de envejecimiento de la película original, y pusieron a otro actor en prótesis hechas de mi rostro. Además, intercalaron sus apariciones con imágenes mías para engañar al público”, recordó Glover.
En 1990 presentó una demanda contra Gale y Neil Canton por el uso no autorizado de su imagen, que terminó fuera de tribunales con compensación económica. “Gracias a mi demanda, hay normas en el Sindicato de Actores que impiden que los productores vuelvan a hacer algo así. Estoy orgulloso de ello”, celebró. En 2020 rememoró: “Robaron algo y robar es ilegal. Bob Gale es, literalmente, un ladrón, sin exagerar”.
Gale, por su parte, defendió las acciones del estudio: “No usamos su imagen sin permiso. Contratamos a otro actor y lo filmamos desde ángulos distintos. No hicimos nada que no se haya hecho antes”. Para Glover, la disputa no era técnica, sino ética. “Si hubiera interpretado ese papel, lo habría hecho de manera diferente. No me gustó la forma en que lo interpretó ese tipo y la gente piensa que soy yo. Todavía me llega que exista esa confusión”, dijo en el Show de Opie y Anthony.
Una carrera en los márgenes y un castillo en Europa
Tras Volver al futuro, Glover consolidó una carrera poco convencional. Rechazó varios papeles comerciales por elegir proyectos que le permitieran mantener su estilo: La orilla del río (1986), Corazón salvaje (1990) y The Doors (1991). “Nunca quise ser parte del sistema de estudios”, dijo a The Guardian. Poco después fundó su productora Volcanic Eruptions y desde 2005 dirige películas de autor en 16 mm, como What Is It? y It Is Fine! Everything Is Fine.
Su fama de excéntrico se transformó en marca registrada. En Vanity Fair explicó: “Hollywood tiene miedo de lo que no puede controlar. Si hacés algo que no entienden, dicen que estás loco.” Glover utilizó esa reputación para mantener independencia creativa, alternando proyectos experimentales con películas comerciales como Charlie’s Angels (2000) y Willard (2003).
En lo personal, encontró refugio en Europa. En 2002 compró un castillo del siglo XVII en Konárovice, República Checa, que restauró y convirtió en su residencia y estudio de rodaje. “El lugar estaba en ruinas, pero tenía algo mágico. Lo restauro poco a poco y filmo allí mis proyectos”, contó a The Guardian. La propiedad, de casi 30 habitaciones, funciona como sede de sus películas independientes y como depósito de sus archivos, guiones y objetos recolectados durante décadas.
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